Nos entrega un libro que revela oficio, buena técnica poética, claridad conceptual. Sin duda, cosa que se agradece en estos días. Perdón, lo que se agradece es, en realidad, la perseverancia de éste joven poeta de no claudicar frente a la voz facilista y superficial de lo que sale, del todo vale, todo va sin diferenciar ni escoger, del escribir mal como un valor en sí, ya que un sentimiento común no es el sentido común y porque en el mundo actual hasta el destructor de valores se ha convertido en un burgués más. Suma a la lectura de este poemario la edición limpia y cuidada de Tácitas.
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